viernes, 22 de octubre de 2010

La Polio, fiebres de Malta y otras miserias... (Revista bulevar Nº 33. octubre 2009)


Cuando alguien saca a relucir algún recuerdo de una determinada época de nuestra historia y nuestros vecinos, a veces salen a la luz las desgracias que tanto han azotado a nuestros renqueantes mayores. A las puertas de lo que nos queda por ver con la situación de la “Gripe A”, muchos son los que nos sentimos un poco recelosos de los derroteros que tomará la epidemia, y hasta que punto nos puede afectar, por eso debemos pensar en cuantas han sido las batallas ganadas por el hombre a la enfermedad y cuantos los caso que no hace tanto nos
afectaron:
Al hablar con ancianos del lugar, aunque parecen crispados por ello, me empiezan a recordar las calamidades que no hace tanto tiempo afectaban al ciudadano de a pie, que sobre todo por la necesidad, la falta de una higiene y la poca atención médica, desembocaba muchas veces en oleadas de afectados. La mayoría era niños y ancianos (grupos vulnerables) que, como ahora, escuchaban de personas a las que les ocurrió,
pero pensaban que nunca les sucedería a ellos mismos. En Peñaflor, por ejemplo, hace tan solo dos generaciones, se produjo una gran infección por el poliovirus, (poliomielitis o parálisis infantil) que afectaba al sistema nervioso central, y dentro de éste atacaba a la función motora de las extremidades de los más
pequeños. Hoy en día muchas de las personas que lo sufrieron viven atadas a una discapacidad, que como otras, hemos erradicado prácticamente.
La Organización Mundial de la Salud declara que una zona está libre de una enfermedad cuando transcurren tres años sin que se dé ningún caso. Durante 2005, sólo unas 1.880 personas en todo el mundo contrajeron la enfermedad. A comienzos de 2006, y después de haber sido erradicada de Egipto y Níger, la OMS ha declarado que sólo quedan cuatro países en el mundo en que la enfermedad sigue siendo endémica. Si se consigue será la segunda enfermedad eliminada de la faz de la Tierra. La primera fue la viruela. En otras ocasiones eran clamorosos los malos o nulos controles sanitarios, sobre todo en los pueblos, a los que eran sometidos lugares, animales y alimentos… por lo que eran de esperar los brotes de enfermedades como la triquinelosis (también llamada triquinosis o triquiniasis) que es una enfermedad parasitaria causada por un nematodo del género Trichinella, que se adquiere al consumir carne con larvas del parásito casi siempre de animales de caza
y del cerdo doméstico. Presenta síntomas gastrointestinales (diarrea), dolor muscular y articular. Esta afectaría de vez en cuando a aquellos consumidores que compraban carnes a particulares si que éstas pasaran ningún control veterinario.
Del mismo modo, hace tan solo una década, precisamente en Palma del Río, se produciría por las mismas causas aquel brote de Brucelosis o Fiebres de Malta por el consumo de queso y leches sin control sanitario. Esta enfermedad se produjo por la bacteria brucela que se transmite a los humanos a través de leche sin pasteurizar, productos lácteos (mantequilla, queso), o productos cárnicos. Pero no son estas las únicas protagonistas de las miles de calamidades con las que nuestros padres y abuelos tuvieron que convivir en su día a día. Algunas solo producían colitis, al consumir agua en mal estado y contaminada; otras como os muestro en esta curiosa nota del Boletín Oficial de la Provincia de Sevilla, a fecha de 24 de marzo de 1927, se debían a infecciones transmitidas por animales y sus parásitos como pulgas, garrapatas y sobre todo mosquitos. Esta nota de prensa hace hincapié en los métodos para combatir a la enfermedad.
El Paludismo, es causado por un parásito denominado Plasmodium que se transmite, como dije anteriormente a través de la picadura de mosquitos infectados. En
el organismo humano, los parásitos se multiplican en el hígado y después infectan los
glóbulos rojos. Entre los síntomas del paludismo destacan la fiebre, las cefaleas y los vómitos.
Si nos alejamos más en el tiempo podemos llegar al infinito en el sentido de enfermedades humanas transmitidas de esta forma, y también comprobar que hubo ciclos con altos picos de infecciones pero, el ser humano no solo salió indemne, sino que se hizo inmune a ellas.
La facultad de mutar de los virus es la causa de la mayoría de nuevos brotes. Una curiosidad es que, tal vez, una persona que viviese en la edad media acabaría infectándose al contacto con el ciudadano de hoy, pues nosotros somos inmunes a
enfermedades que pudieron causar la muerte por entonces.
Los síntomas de la gripe en humanos fueron descritos ya por Hipócrates hace unos 2.400 años. Desde entonces el virus ha causado, además de la epidemia anual, numerosas pandemias. Desde 1510 se han descrito unas 31 pandemias. El primer registro detallado de una pandemia gripal se produjo en 1850. Comenzó en Asia y se extendió a Europa y a África. Las pandemias se sucedieron durante los siglos XVII y XVIII.
Con toda esta información sobre lo que yo llamo “miserias” lo único que pretendo es que sepamos de la realidad que nos atañe, a la vez que a través del conocimiento se pueda evitar una alarma social sobre tan temible “H1N1” y demos un poco de credibilidad a esa magnífica especie que hoy por hoy no tiene límite y a la que pertenecemos.


Lorenzo Parra Domínguez

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